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lunes, 8 septiembre, 2025

Génesis de una fábula: Carlos Alcaraz, campeón del US Open y otra vez número uno

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Carlos Alcaraz ya es un mito viviente. Sí, es una leyenda del deporte, pero nadie sabe a ciencia cierta hasta qué sitial del cielo podrá llegar si se considera apenas un dato: tiene apenas 22 años. El español, otra vez campeón del US Open, otra vez número uno del mundo, configura apenas la génesis de una fábula todavía por narrarse.

Este domingo dejó boquiabierto, una vez más, a cada analista del ecosistema del deporte internacional: se consagró por segunda vez en el Abierto de los Estados Unidos, su sexta corona de Grand Slam en singles masculino, después de vencer 6-2, 3-6, 6-1 y 6-4, en dos horas y 42 minutos, al italiano Jannik Sinner, su mayor rival, a quien también le arrebató la cima del ranking de singles de la ATP. Ya había ganado en Flushing Meadows en 2022, en Roland Garros 2024/2025 y en Wimbledon 2023/2024.

«Este torneo es muy especial, increíble. Estuve tres semanas aquí y fue un privilegio. Me siento en casa; siento el amor de Nueva York. Me acompañaron en cada práctica y en cada partido», sostuvo Alcaraz, entrenado por el ex número uno del mundo Juan Carlos Ferrero, en la premiación en el imponente estadio Arthur Ashe del Billie Jean King National Tennis Center, que contó con la presencia de estrellas del calibre de Ben Stiller, Rosalía, Lindsay Lohan, Bizarrap, Pep Guardiola, Checo Pérez, Sting, Anna Wintour y hasta el propio presidente estadounidense Donald Trump.

A fuerza de madurez mental, velocidad de piernas, una incisiva devolución y una inabarcable variedad de recursos, el español volvió a festejar en un torneo grande y a dejar en claro que su especialidad son las finales: ganó seis de las siete que disputó en torneos de Grand Slam –sólo perdió este año en Wimbledon ante el propio Sinner-, sumadas a las ocho victorias que llevaba registradas en las nueve que protagonizó en Masters 1000.

Campeón esta temporada también en Roland Garros, contabilizó dos de los cuatro Grand Slams y repartió la gloria máxima con Sinner, el ganador de Australia y Wimbledon, la otra mitad de una rivalidad que promete dominar -ya lo hace, por cierto- por completo los años venideros del circuito masculino. «Te estoy viendo más que a mi familia», le dijo Alcaraz a Sinner antes de levantar el trofeo del US Open por segunda vez en su vida. Y acaso tenga cierta lógica: ambos se adueñaron del desarrollo del Tour y son los animadores indiscutibles tras el ocaso del Big Three de Novak Djokovic y de los retirados Roger Federer y Rafael Nadal.

Acaso en un mano a mano entre dos distintos, ubicados varios escalones por encima de los demás integrantes del top 10 hasta hacerlos parecer simples jugadores mortales, Alcaraz marcó una diferencia clave en lo que va de la temporada y por eso recuperó la cima del escalafón internacional después de más de dos años -la última actualización que lo tuvo en la cúspide fue el 28 de agosto de 2023-: le propinó a Sinner cuatro de las cinco derrotas totales que sufriera en el año. Con la excepción de Wimbledon, le ganó las finales de Roma, de Roland Garros, de Cincinnati y ahora del US Open -el italiano apenas perdió otro partido con el kazajo Alexander Bublik en el césped de Halle-.

«Hice todo lo que pude, no podía hacer más. Hoy Carlos fue mejor que yo», admitió, con honestidad y frescura un Sinner que parece ser invencible contra cualquier ser humano pero que demuestra cierta vulnerabilidad contra el español, quien alimentó la relación con un nuevo mejor amigo durante su estadía en la Gran Manzana: el servicio. Para dimensionar la influencia del saque en su victoria en Nueva York alcanza con decir que Alcaraz es el segundo singlista masculino, después de Pete Sampras, que gana un título de Grand Slam en los últimos 35 años luego de perder tres o menos games en turnos de servicio: ganó 98 de los 101 juegos de saque y se sumó al estadounidense (103/106 en Wimbledon 1994 y 116/118 en Wimbledon 1997).

Alcaraz ya se erigió como una leyenda del deporte, pero apenas empezó a escribir los párrafos de apertura de una fábula que se avizora indescriptible. Se irá de los Estados Unidos con seis coronas de Grand Slam, las mismas que conquistaron mitológicos tenistas como el alemán Boris Becker o el sueco Stefan Edberg en sus trayectorias completas.

Animarse a aventurar una proyección, sin imaginar eventuales imponderables, colocaría al español a la altura de los más grandes exponentes de este deporte. Con 22 años y 125 días de vida es el segundo jugador más joven en lograr seis títulos de Grand Slam: enterró la performance de Nadal, que los logró en Australia 2009 con 22 años y 243 días, y sólo quedó por debajo del sueco Björn Borg, quien llegara a seis coronas grandes en Wimbledon 1978 con 22 años y 32 días. Alcaraz ya se apropió de la historia, pero ni el más atinado especialista podrá vislumbrar cuántos episodios quedan por componerse.

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