En el escenario muchas veces ingrato de la política nacional, la imagen pública es como el clima: volátil, impredecible y, a veces, cruel. El nuevo ranking de senadores nacionales de julio traza una postal precisa de un Senado fragmentado, con figuras que resisten la tormenta y otras que no logran sostenerse ni con paraguas.
Aunque nadie logra un saldo positivo, algunos al menos se ubican en la cornisa con más elegancia que otros. el estudio de la consultora política de Cristian Butié (CB) confirmó tendencias: los que vienen en picada, los que ganan algo de aire y los que, aunque desconocidos, todavía navegan en aguas tranquilas.
Quiénes lideran el ranking: menos mal que no empeoraron
El podio lo encabeza Pablo Blanco, senador por Tierra del Fuego, con un diferencial de imagen de -4,1%. Le sigue Carolina Losada (Santa Fe), con -6,9%, y en tercer lugar aparece María Florencia López, senadora de La Rioja, con un -7,8%.
No son números para celebrar, pero en este contexto, ser “el menos rechazado” es un mérito. Sobre todo si se lo compara con los que cierran el ranking.
En el extremo opuesto —el del rechazo pleno— se ubican tres figuras de peso: Martín Lousteau, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con un durísimo -36,9%; Oscar Parrilli, de Neuquén, con -35,9%; y el ex jefe de Gabinete Juan Manzur, hoy senador por Tucumán, con -35,3%.
No todo es declive. En Formosa, Mercedes Valenzuela dio la nota positiva del mes con un crecimiento de +4,1 puntos porcentuales en su imagen. Aunque su diferencial sigue siendo negativo, su tendencia se invierte y se convierte en la única senadora que logra un repunte concreto.
Una rareza estadística que, quizás, marque un cambio de rumbo o simplemente una oscilación temporal en un electorado que aún la observa con cautela.
Córdoba: foco de caída libre
La provincia de Córdoba ocupa un lugar destacado en este informe, y no precisamente por sus logros. La senadora Carmen Álvarez Rivero protagoniza la mayor caída mensual, con una pérdida de -5,0 puntos en su diferencial de imagen. Hoy se encuentra con un -22,6%, una imagen positiva marginal del 1,4% y un alto nivel de desconocimiento del 74,6%.
Este triple combo —rechazo, baja visibilidad y desplome— convierte a Álvarez Rivero en el rostro más golpeado de este ranking.
El también cordobés Luis Juez se mantiene con un diferencial de -8,7%, con una imagen positiva del 33,4% y 24,5% de desconocimiento. Aunque lejos del podio, Juez conserva un núcleo duro que le permite sostenerse con cierta dignidad.
Por último, Alejandra Vigo, con -11,1% de diferencial y apenas 6,1% de imagen positiva, parece sumida en un cono de sombra: su nivel de desconocimiento es 76,7%, lo que la deja fuera de cualquier conversación política real, al menos por ahora.
Córdoba muestra así una radiografía clara: ninguno despega, y una de ellas toca fondo.
¿Quién es el más desconocido?
Más allá de los diferenciales, hay un dato llamativo: el senador Guillermo Andrada, de Catamarca, es el menos conocido del país. Su nivel de «No sabe/No contesta» llega al 85,9%, un récord que plantea una duda existencial: ¿cómo se legisla en nombre de una ciudadanía que no sabe quién sos?
Este ranking confirma una tendencia: la ciudadanía desconfía, y salvo contadas excepciones, no encuentra referentes claros en el Senado. La caída de figuras como Lousteau, Manzur o Parrilli no sorprende.
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