El marketing es un pilar fundamental para el crecimiento de cualquier empresa o emprendimiento. Comunicar lo que hacemos, conectar con nuestro público y diferenciar nuestra propuesta son pasos imprescindibles para competir y crecer. Sin embargo, cuando no contamos con una estructura definida, ni equipo ni recursos especializados, esta tarea se vuelve una de las más difíciles de sostener en el tiempo.
Los emprendedores y las pequeñas empresas enfrentan una paradoja: tienen la misma necesidad o incluso más, de hacer marketing que las grandes compañías, pero sin los mismos recursos ni equipos profesionales. Según datos del Ministerio de Desarrollo Productivo, las MiPyMEs representan más del 98% del tejido productivo argentino. Muchas de estas empresas están lideradas por personas que hacen todo solas: desde la producción hasta la venta y, claro, la comunicación.
Esta realidad hace que el marketing digital, pese a su enorme potencial para potenciar negocios, se convierta en una tarea compleja. La falta de tiempo, conocimiento y apoyo profesional hace que muchas veces esta función quede relegada o se realice de manera improvisada, lo que impacta directamente en la visibilidad y el crecimiento del proyecto.
La tecnología aparece como una posible solución para aliviar esta carga. La inteligencia artificial y las herramientas digitales prometen simplificar la creación de contenido, la planificación de campañas y la gestión de audiencias. Sin embargo, muchas de estas soluciones no están diseñadas pensando en el emprendedor hispanohablante que debe hacer malabares con múltiples tareas y que no cuenta con formación técnica o tiempo para dominar plataformas complejas.
Esto genera una brecha importante: mientras grandes empresas y profesionales con recursos pueden aprovechar la tecnología, una gran mayoría de pequeñas empresas queda excluida. Esta exclusión no solo limita la competitividad de las PyMes, sino también la diversidad y creatividad en el mercado. Por eso es fundamental que las herramientas de marketing digital se diseñen con foco en el usuario real: el emprendedor que hace todo solo, que necesita interfaces simples, que habla nuestro idioma y que busca soluciones que le permitan mantener su autenticidad sin sacrificar profesionalismo.
Ejemplos recientes en América Latina muestran cómo la tecnología puede acercarse a esta realidad. Algunas iniciativas, como Marketeria, desarrollan plataformas con inteligencia artificial adaptadas al idioma y cultura hispana al español y pensadas para emprendedores y PyMes que no cuentan con equipos grandes ni tiempo para dominar herramientas complejas. Estas soluciones facilitan la creación de contenido y la gestión de campañas, ayudando a democratizar el acceso al marketing profesional.
Democratizar el acceso a estas herramientas significa abrir la oportunidad para que ideas valiosas y proyectos personales puedan llegar a su audiencia, competir y consolidarse en el mercado.
Los desafíos del emprendedor latinoamericano son muchos. Pero la combinación adecuada entre tecnología accesible, formación y acompañamiento puede transformar esas dificultades en oportunidades concretas para crecer y profesionalizar la comunicación, sin perder la esencia.
Porque, al final del día, el marketing es contar lo que hacemos de la mejor manera posible. Y todos merecen que su voz sea escuchada.
*Anabella Losada es Magíster en Marketing, especialista en estrategia digital y marketing con inteligencia artificial.
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por Anabela Losada