Un escándalo sacude por estos días a la comunidad de Lonquimay, localidad pampeana de unos dos mil habitantes ubicada a la vera de la Ruta 5: el oficial del lugar usó a varios presos de la dependencia policial a su mando como asadores y mozos en su casamiento.
El insólito hecho ocurrió en mayo del año pasado, por lo que el oficial inspector de la Policía de La Pampa Cristian Martín Galván fue llevado a juicio, que concluyó el viernes último, y se le inició un sumario interno cuya tramitación está en curso.
Según se desprende del proceso judicial que se desarrolló en el Centro Judicial de Santa Rosa, capital de la provincia, Galván, en tanto jefe de la subcomisaría de Lonquimay, organizó su fiesta de casamiento en un salón ubicado a una cuadra de la dependencia a su cargo, denominado Véneto, y seis de los detenidos caminaron sin custodia hasta el lugar para oficiar como asadores y mozos, sirviendo a los invitados de la fiesta.
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Oficial inspector Cristian Galván.
Según describió el fiscal general Guillermo Sancho, el oficial de policía se casó el 31 de mayo y utilizó a los detenidos como parte del servicio de catering de su celebración, tras lo cual los presos regresaron por sus propios medios a las celdas de la subcomisaría.
“Se trata de un claro incumplimiento de los deberes de funcionario público, ya que los detenidos fueron liberados sin autorización. Galván tuvo suerte de que ninguno se fugara. En cuanto a los presos, no cometieron delito alguno: cumplieron una orden, salieron caminando y regresaron de igual modo”, indicó Sancho a medios locales.
El debate judicial se inició el miércoles y concluyó este viernes, habiendo declarado varios testigos que ofreció la fiscalía, entre policías y los detenidos en la subcomisaría, quienes relataron lo sucedido. Por la defensa prestaron declaraciones varios familiares del funcionario policial acusado.
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El salón de fiestas donde Galván celebró su casamiento.
También usaba los servicios de un estudiante de veterinaria detenido
Durante el desarrollo del juicio, uno de los testigos presentados por la Fiscalía, también detenido en la subcomisaría comandada por Galván, dijo ser estudiante de veterinaria que también prestó servicios gratuitos al oficial inspector pampeano.
Declaró bajo juramento que atendía la mascota a Galván, un perro, y hasta el caballo que el jefe de la subcomisaría usaba para desfilar en los actos cívicos y gauchescos de la localidad ubicada cerca del límite con la provincia de Buenos Aires.
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