En tiempos donde lo urgente suele tapar lo importante, Carolina Losada se tomó un respiro en medio de su rutina política y compartió al aire una historia que conmovió a todos. En una charla con Desayuno Americano, abrió su corazón y habló del amor, de su familia y de cómo una decisión inesperada terminó transformando su vida para siempre.
“Colo y Brisa son mis hijos, son las personas que me iluminan el camino y me hacen cambiar los focos, muchas veces. Yo estaba acostumbrada a tener el foco en mí misma, en la carrera, el laburo… Cuando viene un hijo es como… te cambió todo”, expresó Carolina con una emoción que se podía sentir.
Cabe recordar que Losada está en pareja desde hace 3 años con Luis Naidenoff y convive con sus dos hijos adolescentes: Brisa, de 17 años, y Diego (el ‘Colo’), de 14. Pero lo que muchos no sabían es cómo comenzó el vínculo con su hija mayor, una historia que va más allá de la sangre y está atravesada por la empatía, el compromiso y la convicción de que ser madre también puede ser una elección.
“Yo a Brisa la conozco desde que tiene 6 años, estaban en un hogar… la Justicia se los había sacado a la familia original, estaban en un hogar y yo no colaboraba con el hogar, una amiga mía colaboraba”, recordó. Esa amiga, embarazada de su tercer hijo, le hizo una propuesta que la marcó para siempre: “Me dijo ‘¿Podés hacerte cargo de Brisa?’ y yo dije, ‘no tengo juguetes en mi casa, no tengo… Sí, bueno’. Porque yo la quería un montón”.
CAROLINA LOSADA CONTÓ CÓMO DECIDIÓ SER LA MAMÁ DE BRISA, SU HIJA MAYOR
Así fue como Brisa empezó a visitar la casa de la periodista y senadora, hasta que la Justicia decidió restituirla con su abuela biológica. Carolina cuenta que la niña es una de cuatro hermanos. Ella, junto a Madeleine Reynal -hermana de Ginette- se hicieron cargo de los chicos.
Por un tiempo mantuvieron vínculo con su abuela de sangre, pero si bien nunca especificó los motivos verdaderos, en un momento había algo que no cerraba y se dieron cuenta que ese entorno no era seguro para Brisa y sus hermanitos. Fue entonces cuando la famosa y Madeleine decidieron tomar cartas en el asunto.
“La Justicia nos termina dando la guarda, los chicos viven en mi casa, son mis hijos y van al colegio. El vínculo entre los cuatro sigue intacto, los cuatro van al mismo colegio, vivimos cerca”, explicó Carolina. Así formaron una suerte de tribu familiar, con crianza compartida y complicidad total. Los fines de semana se reparten entre fútbol, tareas y meriendas cruzadas, donde una confía plenamente en la otra.
Lejos del ruido de la política y los debates acalorados del Congreso, Losada encontró en ese hogar que construyó el sentido más profundo de su vida. Uno que no se elige en las urnas, pero que se vota todos los días con actos de amor.