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martes, 23 septiembre, 2025

Un estudio reveló que quienes viven en barrios populares mueren 11 años antes que el resto de la población

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Los números son alarmantes: las personas que residen en barrios populares en la Argentina viven, en promedio, 11 años menos que el resto de la ciudadanía. El dato surge de un estudio, llevado a cabo por el Centro para la Integración Sociourbana (CISUR), desde donde calificaron al hecho como “consecuencia de la desigualdad”.

El relevamiento se basó en la información demográfica de la población que arrojó el Censo Nacional del 2022, a la par de registros de defunciones del Ministerio de Salud y estudios independientes del Registro Nacional de Barrios Populares (ReNaBap). Allí, se identificaron importantes diferencias en la composición de la población y la edad promedio de fallecimiento en las zonas más humildes, comparado con las estadísticas de la población general del país.

Según la entidad, hay más presencia de infancias y población joven en los barrios populares.

Según la pirámide poblacional del país, correspondiente al 2022, el grueso de la ciudadanía llega a vivir más años, aumenta la proporción de adultos mayores, se ensanchan las franjas superiores de la pirámide y las infancias ocupan, de manera proporcional, menos espacio. Lo llamativo, de todas maneras, radica en los barrios populares, donde la base de la pirámide cambia drásticamente: ahí, existe una mayor presencia de infancias y población joven, en comparación a la media del país.

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Esto, indefectiblemente, lleva a un dato revelador: la baja cantidad de población adulta y adulta mayor. Medido en números, a nivel nacional se registra un 9,1% de personas de entre 65 a 79 años. Pero en las zonas humildes, ese porcentaje llega apenas al 2,6%.

Asimismo, en las edades más avanzadas, la diferencia se amplía todavía más: en Argentina hay 2,64% de personas mayores de 80 años, mientras que en los barrios populares son apenas un 0,31 %, lo que equivale a una proporción 8,5 veces menor. De hecho, según CISUR, la pirámide “se parece más a la del Censo Nacional de 1914, cuando Buenos Aires crecía sobre la base de conventillos hacinados, viviendas precarias sin cloacas ni agua corriente, junto con una urbanización marcada por la desigualdad”.

Un relevamiento mostró que sólo el 15 % de las viviendas de los barrios populares tiene calidad constructiva “suficiente”

Para la entidad, la vejez “es un privilegio al que pocos acceden”

El estudio del CISUR reveló un dato contundente: mientras la población general del país muere en promedio a los 71 años, en los barrios populares la vida se interrumpe once años antes. Allí, la edad promedio de fallecimiento apenas alcanza los 60, lo que exhibe la magnitud de la desigualdad en términos de expectativa de vida.

El informe no plantea una única causa, pero sí expone un triángulo de factores que explican la brecha: viviendas precarias, acceso limitado a la salud y un mercado laboral marcado por la informalidad. Esa combinación erosiona la trayectoria vital de quienes habitan en los sectores más postergados y condiciona tanto su presente como su futuro.

Viviendas precarias, acceso limitado a la salud y mercado laboral informal son algunas de las causas del fenómeno.

La vecina Araceli, del Barrio Lagomarsino en Pilar, lo expresó con crudeza: “No hay acceso a salud, no hay médicos en la sala de primeros auxilios, y te tenés que desplazar mucho para llegar a uno. Los viejos no pueden llegar, además de que tienen que pensar si toman el remedio o se pagan la SUBE. (…) Me duele pensar que ante tanta desigualdad y vulneración de derechos tengamos que pagar con nuestra vida”.

En un contexto de ajuste presupuestario, los hallazgos funcionan como un llamado de alarma. Con inversión sostenida, planificación estatal y garantía de derechos básicos, advierte el CISUR, la brecha de años de vida podría reducirse. De lo contrario, en los barrios populares la vejez seguirá siendo un privilegio al que pocos pueden acceder.

TC / EM

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