En los primeros siete meses del año el déficit comercial con Brasil y China, los dos principales socios, alcanzó un rojo de US$ 9.725 millones. Comparado contra el mismo período del año pasado, el saldo con la nación vecina fue positivo en US$ 12 millones y con el país asiatico fue negativo en US$ 1.571.
Entre enero y julio la balanza comercial cerró con un superávit de US$ 3.750 millones, en contraste con los US$ 12.201 millones de 2024, lo que implicó una reducción del 69,3%. “El saldo comercial positivo se explica únicamente por Vaca Muerta. En efecto, el saldo comercial energético positivo en casi 4 mil millones de dólares es el que sostiene el superávit comercial total, ya que el resto del comercio exterior no energético presenta un leve déficit de alrededor de 200 millones de dólares”, señaló Vectorial.
Entre las principales importaciones se destacaron Bienes de Capital, Bienes de Consumo y Vehículos automotores, según análisis de la consultora Qualy. Las mayores compras a Brasil se explican por Bienes intermedios y Partes de equipos de transporte, en tanto desde China se destacan Bienes intermedios y Bienes de capital.
Hacia adelante, “incluso con la corrección del tipo de cambio real de 10% entre junio y julio, todo apunta a una reducción del superávit comercial esperado para 2025 al entorno de los US$ 6.500 millones aproximadamente para este año, contra US$ 18.928 millones el año pasado. Este número presenta un valor apenas superior al de las previsiones anteriores (US$ 6 mil millones)”, estimó Abeceb.
Es decir, con estas proyecciones el segundo semestre arrojaría un saldo levemente inferior a la primera mitad de año. Pero, también, el saldo positivo de 2025 estaría US$ 12.428 millones abajo que 2024, el equivalente al primer desembolso del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con los superávits internacionales que no se expanden, al Gobierno se le dificulta aún más cumplir con la meta de acumulación de reservas con el Fondo. Según estimaciones de la gerencia de estudios económicos del Banco Provincia el equipo económico debe juntar unos US$ 6 mil millones, US$ 3 mil millones por la diferencia del nivel actual de reservas internacionales netas y el objetivo de diciembre, y otros US$ 3 mil millones por los pagos de Bopreal y los intereses al FMI.
En el medio, el ministro de Economía, Luis Caputo, suspendió la compra de dólares en bloque por parte del Palacio de Hacienda con el objetivo de no alterar el tipo de cambio en un contexto de caída de la oferta y a pocos meses de las elecciones. El block de trade del funcionario hizo que el Tesoro se hiciera de unos US$ 1.500 hasta antes de interrumpir el proceso de adquisición de divisas.
La medida de Caputo se lanzó incluso pese a que la entidad presidida por Kristalina Georgieva alertara por el bajo nivel de las arcas del Banco Central y la falta de acumulación de las mismas. En su último staff report, el Fondo le exigió a la entidad monetaria tener un rol “más activo en el proceso de acumulación de reservas, considerando la posibilidad de establecer un programa de compras de divisas más regular”; como así también profundizar las compras del Tesoro.
“Hay tres grandes canillas para que el Gobierno cumpla la meta de reservas. Una es que compre el Central, otra que lo haga el Tesoro, o eventualmente la emisión de deuda. Entonces, si emitir deuda con un riesgo país de 753 puntos como el actual es complejo, y ni Hacienda ni el BCRA van a comprar, va a ser difícil cumplir esa meta”, expresó a PERFIL Matías Rajnerman, jefe de Macroeconomía del Banco Provincia.
El FMI no sólo le concedió un waiver al Gobierno por no cumplir la meta de reservas, sino también que rebajó el objetivo final de diciembre a un nivel negativo de US$ 3.400 millones, una reducción de US$ 6.500 millones frente al acuerdo firmado inicialmente. Pese a eso, los economistas advierten por la dificultad de lograrlo: “Un número que luce muy desafiante y parecería solo ser viable si se reabre el financiamiento externo tras las elecciones”, señaló Invecq.