En julio de 2025, el valor de las canastas básicas registró un nuevo incremento del 1,9%, el mismo porcentaje que la inflación general informada por el INDEC. Con esta variación, una familia compuesta por dos adultos y dos menores requirió $1.149.353 para superar la línea de pobreza y $515.405 para no ser considerada indigente.
Se trató del segundo mes consecutivo con aceleración en el costo de vida, aunque el impacto de la reciente suba del dólar fue más moderado de lo que se había anticipado. El dato confirma que la presión inflacionaria continúa afectando de manera directa a los sectores más vulnerables.
Tanto la Canasta Básica Total (CBT), que mide el conjunto de bienes y servicios esenciales para una familia promedio, como la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que se centra únicamente en las necesidades alimenticias mínimas, aumentaron en la misma proporción.
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La CBA se calcula en base a los requerimientos nutricionales imprescindibles para un varón adulto de entre 30 y 60 años con actividad física moderada. Los productos y cantidades se seleccionan de acuerdo con los hábitos de consumo relevados en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares.
La CBT, por su parte, amplía esa canasta de alimentos al sumar gastos no alimentarios, aplicando un coeficiente que refleja la relación entre ambos rubros en la población de referencia.
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Si bien el aumento estuvo en línea con el índice general de precios, la persistencia de subas mensuales en torno al 2% genera preocupación en analistas y organizaciones sociales, que advierten sobre el riesgo de un nuevo deterioro en el poder adquisitivo.
Según datos recientes, los salarios registrados apenas igualaron la inflación en junio, pero los trabajadores del sector privado ya muestran una pérdida acumulada de ingresos reales en lo que va del año.
En este contexto, el dato de julio cobra relevancia no solo por su magnitud, sino porque confirma una tendencia de fondo: aun con un tipo de cambio relativamente estable y un menor traslado a precios de lo previsto tras la última devaluación, el costo de vida sigue aumentando a un ritmo que compromete el acceso a bienes y servicios básicos para millones de hogares argentinos.
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