El impacto político por la condena y detención de Cristina Fernández de Kirchner abrió una suerte de intervalo en las disputas preelectorales de las dirigencias. No sólo del peronismo. Esa tregua empieza a dar señales de su fugacidad.
A apenas dos semanas del cierre de las coaliciones para competir en la Provincia de Buenos Aires, la interna peronista resurgió por debajo del radar de los ataques públicos.
Máximo Kirchner y Sergio Massa volvieron a aliarse -una vez más- para convocar a un encuentro del PJ sin tener en cuenta a Axel Kicillof. El gobernador había advertido al pasar, en un reportaje en C5N del lunes 23, que él iba a convocar a una mesa política para acordar las listas.
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“Axel no puede convocar a nada, si ni partido tiene”, despreció un dirigente del Conurbano muy activo en La Cámpora, aún dolido por el lanzamiento del Movimiento Derecho al Futuro kicillofista.
En La Plata aseguran que el llamamiento del mandatario fue producto de lo conversado en el breve diálogo que mantuvo con Cristina, antes de que la Corte Suprema ratificara el fallo en su contra en la causa Vialidad.
Los nuevos chispazos motivaron un contacto reservado, este martes 24, de Kicillof con Federico Otermín. El intendente de Lomas de Zamora se ha erigido en un puente clave entre los sectores en pugna para intentar que la sangre no llegue al río, al menos antes de las elecciones provinciales del 7 de septiembre y las nacionales del 26 de octubre. ¿Lo logrará o es inevitable?
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Del otro lado también se reactivaron las disputas. Lo que parecía como un camino allanado que LLA y el PRO confluyeran en las mismas listas bonaerenses se cargó de piedras.
Una y otra vez la hermanísima Karina Milei insiste en ordenarle a su operador, Sebastián Pareja, que le deje claro a Cristian Ritondo -principal negociador del PRO- que los candidatos amarillos deben pintarse del violeta libertario. Sin frente electoral. Rendición incondicional.
Ritondo intenta flexibilizar esa postura y apeló hasta al asesorísimo Santiago Caputo, que se excusa de intervenir para evitar que se profundicen sus diferencias con la secretaria General de la Presidencia.
La falta de avances motivó un extenso encuentro de Ritondo con Mauricio Macri. El presidente del PRO, que hubiera preferido en estos días asistir al Mundial de Clubes que organiza la FIFA en EE.UU., barrunta la posibilidad de romper las tratativas y armar listas separadas.
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Macri buscaría resucitar Juntos por el Cambio, volviendo a aliarse con la UCR y el PJ anti K en territorio bonaerense, según las recomendaciones de sus ¿ex? aliados Miguel Pïchetto y Emilio Monzó.
Amén de la posibilidad de que esta hipótesis de ruptura con LLA sea sólo otra carta para presionar a la hermanísima presidencial, Macri y Ritondo ya tomaron nota de otra dificultad: son más los intendentes PRO que se rebelan a la cohesión que los que mutar a libertarios.
Sus razones son prácticas, no ideológicas. Ya fueron informados que el acuerdo incluiría que hasta las listas de concejales serían definidas por el mileísmo. Arriesgan que eso dejaría en minoría al PRO en los concejos deliberantes de los distritos que gobiernan, con el peligro de que podrían destituir con comodidad a los mismos jefes comunales que convaliden ahora esas listas.
Se reinició la temporada de rosca, intrigas y peleas políticas. Más allá de si Cristina sale o no al balcón, lo que parece haberse convertido en una anécdota. ¿O será el frío?