El juez federal Luis Armella levantó ayer la clausura de la feria La Salada y autorizó su reapertura provisoria, bajo un estricto protocolo orientado a garantizar un funcionamiento comercial y laboral en regla. La medida alcanza a los tres predios principales del complejo: Punta Mogote, Urkupiña y Cooperativa Ocean. Atento a esta resolución judicial, el juez Armella determinó que la fiscal Cecilia Incardona establezca el momento y las circunstancias para la reapertura del lugar.
Entre los requisitos que deberán cumplirse antes de la reapertura figuran la regularización laboral de todos los trabajadores, la prohibición expresa de venta de mercadería falsificada y la implementación de un sistema de cobro bancarizado, que elimine el uso de efectivo.
Además, cada puesto deberá estar registrado formalmente, contar con contrato de locación, identificar a sus responsables y presentar mensualmente un informe contable ante el Juzgado y la fiscalía interviniente.
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Para verificar el cumplimiento de estas condiciones, el juez dispuso una intervención especial a cargo de peritos especializados que fiscalizarán el funcionamiento del predio.
El predio ferial había sido clausurado el 22 de mayo pasado tras un megaoperativo con más de sesenta allanamientos que terminó con 16 personas detenidas, acusadas de contrabando, lavado de dinero y evasión fiscal. Entre ellos figuraban Aldo Presa, su histórico administrador, y varios de sus allegados.
Mientras que Enrique Antequera, referente responsable de la feria Urkupiña, todavía continúa prófugo.
Desde entonces, el acceso al predio permanecía cerrado y con custodia policial.
Jorge Castillo, conocido como “el rey de La Salada”, continúa detenido en el marco de las causas judiciales vinculadas al caso. Aún no hay una fecha confirmada para la reapertura, aunque se estima que será en los próximos días, una vez cumplidas las condiciones impuestas por la Justicia.
Clausura y corte. Como se recordará, a principios del mes de junio, y en rechazo a la disposición judicial, los vendedores, puesteros y “changarines” de los predios feriales cortaron de manera pacífica el Puente La Noria, a la altura del Camino Negro.
Su reclamo se basó en el pedido de reapertura de los tres predios feriales, argumentando que ellos “no tenían nada que ver con la causa de Castillo”, y que “lo único que queremos es trabajar”.
“Para los que vivimos al día (la clausura) nos perjudica demasiado, yo vendo ropa de hombre y todo quedó adentro, tengo más o menos 15 millones de pesos en mercadería que no podemos sacar ni ofrecer a nuestros clientes y no tengo más plata para comprar tela”, aseguraba en aquel momento a los medios de prensa uno de los puesteros que realizaban el corte.