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jueves, 12 junio, 2025

Los varones esquivan al urólogo, pero un diagnóstico a tiempo puede salvarte la vida

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Aunque cada 11 de junio figure como una fecha más en el calendario de efemérides, el “Día Mundial del Cáncer de Próstata” debería ocupar titulares importantes por un motivo simple: cada día, más de diez hombres mueren en Argentina por un tumor que, detectado a tiempo, tiene una tasa de curación que supera el 90%.

Sin embargo, el miedo, los prejuicios y una cultura todavía reacia a la prevención hacen que miles lleguen tarde. Tarde para preguntar, para atenderse, para tratarse.

Con más de 11.600 diagnósticos por año, el cáncer de próstata es el más frecuente entre los varones del país y el segundo a nivel mundial. Y, pese a su prevalencia, sigue siendo uno de los menos conversados. “La salud masculina ha estado históricamente rodeada de mitos y tabúes que dificultan la consulta médica”, comentó Miguel Massa, un especialista en urología de la Clínica Bazterrica. “Eso genera que muchas enfermedades se detecten tarde, cuando ya son más difíciles de tratar”.

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El punto es claro: no se trata solo de acceder a una consulta médica, un tema que en estos tiempos puede volverse complejo. Pero también es un problema a superar el cambio de mentalidad que le permita y facilite al varón -que todavía no naturaliza la visita al urólogo- hacerlo.

En cambio, sus congéneres femeninas han incorporado, desde hace décadas, los controles ginecológicos como parte de su rutina anual. Pero para los hombres hablar de próstata sigue siendo, en muchos casos, un tema incómodo. Como si la vergüenza pesara más que la salud.

Sin síntomas precoces

“El cáncer de próstata en sus etapas tempranas es completamente asintomático. Por eso es necesario hacerse los controles periódicos para encontrarlo en forma prematura, cuando podemos tratarlo con muchas perspectivas de curarlo”, explica Gonzalo Vitagliano, jefe de la Sección de Uro-oncología en el Hospital Alemán de Buenos Aires.

En esa línea, los especialistas coinciden en una fórmula sencilla: análisis de sangre del PSA más un examen físico a partir de los 50. En caso de duda, una biopsia puede confirmar el diagnóstico. Y si hay antecedentes familiares, el primer control debe hacerse desde los 40 años, sin esperar otra década.

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La ciencia médica ofrece hoy herramientas sofisticadas para afinar el diagnóstico, como la resonancia magnética nuclear multiparamétrica, los biomarcadores, el PET PSMA y otros estudios genéticos que permiten evaluar la agresividad del tumor y diseñar tratamientos personalizados para atacarlo.

Pero todo eso pierde valor si no se da el paso inicial: consultar lo antes posible y en forma regular. Es que la prevención sigue siendo vista por muchos hombres como un signo de debilidad. Como si la fortaleza consistiera en ignorar los síntomas o “aguantar” el malestar. “Cuidar la salud no solo es un acto de responsabilidad personal, sino también una forma de proteger a quienes nos rodean”, enfatiza Massa. “La prevención no tiene nada que ver con debilidad; al contrario, demuestra fortaleza y compromiso”.

El cambio, dicen los expertos, debe ser cultural. Y empieza en casa. En charlas con los hijos, en un café con amigos, en la decisión consciente de incorporar el control urológico como parte del cuidado regular. “Es una cuestión de responsabilidad: un simple control puede salvarnos la vida”, resume Vitagliano.

En tiempos de medicina personalizada y avances tecnológicos, dejar la salud librada al azar es una elección peligrosa. Porque cuando se trata de cáncer de próstata, la diferencia entre la vida y la muerte puede ser tan simple —y tan poderosa— como un turno con el urólogo.

Consejos

  • La próstata es una glándula pequeña, del tamaño de una nuez, pero su impacto en la salud es enorme.
  • A partir de los 50 años —o desde los 40 si hay antecedentes familiares— todos los hombres deberían consultar regularmente con un urólogo.

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