El diputado Rolando Cuéllar sorprendió al país el martes al anunciar que propondría al presidente Luis Arce para el Premio Nobel de Economía. El parlamentario, fiel al Movimiento al Socialismo (MAS), destacó la estabilidad económica que, según él, se ha mantenido bajo la gestión de Arce. Según Cuéllar, el modelo económico socialista ha sido exitoso y asegura que muchos países miran a Bolivia como un ejemplo a seguir.
Cuéllar argumentó que, a diferencia de otras naciones donde las monedas se han devaluado, el boliviano se ha mantenido firme. Además, aseguró que la economía boliviana sigue sólida a pesar de la crisis global. A su juicio, el presidente Arce ha logrado mantener el equilibrio económico que muchos gobiernos no han podido.
La propuesta de Cuéllar también ha sido vista como un intento de desviar la atención de las crecientes dificultades económicas en Bolivia. En los últimos meses, el país ha enfrentado una grave escasez de combustibles y una creciente inflación que afecta a los más pobres. Además, expertos han señalado que la economía boliviana está en una crisis estructural.
El economista Juan Pablo Suárez, afirmó que desde 2016 los indicadores económicos han ido empeorando. La falta de dólares en las reservas internacionales y las crecientes dificultades para importar productos básicos están asfixiando a la población. La inflación ha alcanzado niveles preocupantes, afectando el poder adquisitivo de los bolivianos, por lo que la propuesta de Cuéllar parece una burla.
Por su parte, el empresario Marcelo Claure también se ha mostrado crítico con el manejo económico del gobierno. En sus redes sociales, Claure denunció que Bolivia está al borde del colapso económico.
Así mismo, aseguró que el país está sumido en una crisis de pobreza y desempleo, provocada por políticas económicas erráticas. Claure también cuestionó la falta de un clima adecuado para la inversión en el país. Según el empresario, este tipo de situaciones han llevado a muchos empresarios a buscar oportunidades fuera del país.
¿Para el régimen no hay crisis?
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El régimen de Luis Arce, por su parte, ha sostenido que no hay crisis en el país. El presidente ha argumentado que las dificultades económicas son heredadas del mandato de Evo Morales. Sin embargo, analistas como Ruddy Sanguino y Suárez aseguran que la crisis actual es producto de malas decisiones económicas durante este gobierno.
La falta de inversión en la producción y las restricciones excesivas están, según ellos, frenando el crecimiento del país. A nivel social, la situación es cada vez más desesperante para muchos bolivianos. Los productos básicos de la canasta familiar se han encarecido, y las filas en los surtidores son un reflejo de la parálisis económica.
En el ámbito agrícola, miles de hectáreas están en riesgo debido a la escasez de diésel, lo que podría agravar aún más la situación. Los productores expresan su desesperación, ya que no pueden cosechar sus cultivos ni cumplir con sus contratos de exportación.
En medio de todo esto, el gobierno sigue enfrentando críticas por la falta de medidas para mejorar la situación. El economista Jaime Dunn ha señalado que el país está en una encrucijada financiera. A pesar de la escasez de dólares, el gobierno continúa priorizando el pago de la deuda externa en lugar de invertir en el aparato productivo.
El problema de la deuda externa es uno de los más preocupantes en este contexto. Según Fitch Ratings, Bolivia está al borde de una crisis de liquidez. El gobierno está utilizando sus reservas para cumplir con los pagos de la deuda, lo que está reduciendo aún más las posibilidades de inversión.
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Los analistas advierten que, si esta tendencia continúa, Bolivia podría enfrentar dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras en el futuro. Además, la calificación crediticia de Bolivia ha sido rebajada, lo que refleja el creciente riesgo económico. La falta de divisas y el aumento de las tasas de interés están afectando gravemente la capacidad de los bolivianos para acceder a crédito y financiar sus proyectos.
El contexto actual de Bolivia es uno de creciente incertidumbre. El gobierno insiste en que no hay crisis, la falta de combustible, la inflación descontrolada y la creciente pobreza son señales claras de que el país enfrenta serios problemas económicos. La propuesta de Cuéllar de postular a Arce para el Nobel de Economía parece una estrategia para desviar la atención de estos graves problemas.
Resulta contradictorio que los responsables de la crisis económica actual busquen ahora un reconocimiento internacional, cuando las políticas implementadas bajo su gestión han provocado desempleo, inflación y escasez de recursos básicos. El MAS parece creer que estos premios se otorgan por afinidades políticas y no por méritos reales. Esta actitud muestra una falta de autocrítica y una peligrosa visión de los premios como una herramienta de propaganda.