En julio del 2013, un grupo de congresistas de los Estados Unidos invitó al fiscal del caso AMIA, Alberto Nisman. Querian oírlo en persona, que exponga en la Cámara de Representantes los detalles de un informe sobre la expansión del terrorismo de Hezbollah en América del Sur. La jefa de Nisman, la Procuradora K Alejandra Gils Carbó, le prohibió viajar a Washington.
El Pacto con Irán era un hecho. Uno de los legisladores norteamericanos que había invitado a Nisman a Washington era el senador Marco Rubio. Hoy es titular del Departamento de Estado de la Casa Blanca. El viernes pasado difundió sanciones máximas contra Cristina Kirchner y sus hijos; igual que para el ex ministro Julio De Vido y su familia. Ya no podrán entrar a los Estados Unidos. Rubio los acusó en un comunicado oficial, en lapidario resumen, de haber tenido «participación en hechos significativos de corrupción durante su mandato en el sector público».
Marco Rubio sigue desde hace muchos años los avatares de la actualidad política nacional. Y fue implacable con las gestiones K. Ahora es Secretario de estado de un la administración Trump, en rango jerárquico apenas inferior al presidente. En paralelo avanzan aún más las evidencias en las causas judiciales que afectan a Kirchner, sumadas a informaciones clasificadas con las que cuenta la Casa Blanca sobre su accionar conocido en público, y no tanto.
Así como Rubio se había preocupado junto a otros colegas del caso AMIA, y fue durísimo con el Gobierno K tras el asesinato del fiscal Nisman. Los más importantes voceros de la administración kirchnerista del 2015 lo habían acusado en público de querer entrometerse en la «soberanía nacional» insistiendo en sus pedidos de profundizar pesquisas en su país y también en el nuestro.
Rubio ya había pedido como legislador que se sancione a los Kirchner. Ahora lo concretó desde la cúspide de la Casa Blanca.
Hace añares que la diplomacia de los Estados Unidos, y sus agencias de Inteligencia y fuerzas federales, acumulan información clasificada sobre Kirchner y De Vido, entre otras personalidades del poder local.
La ex vice, y ex presidente, tiene sentencia definitiva en la causa Vialidad. Seis años de cárcel por administrar fraudulenta en la obra pública en Santa Cruz, más la inhabilitación especial perpetua para ocupar cargos públicos. Todo su accionar en este caso, de acuerdo a la Justicia, fue desplegado para beneficiarse engordando con miles de millones de pesos del Estado las cuentas de su socio, Lázaro Báez.
Los Kirchner usaron bancos de los Estados Unidos para girar fondos sospechados de tener origen o uso ilegal desde principios del 2000, cómo mínimo.
El propio Lázaro Báez también utilizó entidades bancarias de ese país para hacer transferencias internacionales de parte de su fortuna de magnate súbito, que intentó ocultar en diferentes sedes financieras de varios paraísos fiscales del planeta.
Clarín accedió a documentación que acredita que los fondos multimillonarios que manejaron los Kirchner y Báez pasaron por cuentas norteamericanas.
En el caso de Julio De Vido, que fue sobreseído en el caso Vialidad, el Departamento de Estado habría hecho foco en su rol en la causa conocida como Cuadernos de las Coimas, el caso de corrupción de mayor volumen de la historia del Derecho nacional.
De Vido fue además protagonista de un vínculo que Marco Rubio considera delincuencial: el flujo de fondos que durante el apogeo K vino y fue desde Caracas a Buenos Aires.
Los Kirchner fueron además quienes privilegiaron dos alianzas geopolíticas que Estados Unidos investiga también hace muchos años. De modo oficial.
Y también de modo secreto.
Es la relación que CFK mantuvo con el autócrata ruso, Vladimir Putin.
Los Kirchner usaron bancos de los Estados Unidos para operar como si fueran propios los más de 600 millones de dólares que Santa Cruz recibió por regalías petrolíferas de YPF.
La documentación indica que esa plata se movió (en muchos casos a nombre directo de Kirchner) por el Morgan Stanley; el Citibank; y Dean Witters Reybolds, una financiera de New York. A través de esa financiera, Néstor Kirchner pidió autorización al Banco de Santa Cruz para girarle un millón de dólares de la provincia a una empresa privada Kega Holding Inc, de accionistas desconocidos. Quien avaló esa transferencia fue una autoridad de aquel entonces del banco, Lázaro Báez.
Esa documentación, igual que el informe de la SIDE que realizó el ex agente Antonio Stiuso sobre la expansión de Hezbollah en América del Sur esta en poder de las autoridades de Estados Unidos.
Del mismo modo, una vez que el patrimonio de Báez acumuló cientos de millones de dólares, el constructor de obra pública y socio de los K intentó ocultarlo con transferencias que pasaron por infinidad de entidades bancarias estadounidenses.
Clarín también accedió a esa documentación, obtenida en un juicio realizado en el Estado de Nevada por el fondo buitre de Paul Singer.
Marco Rubio hizo presentaciones en la Argentina cuando de conoció esa información, sobre todo, en el programa periodístico PPT, de Jorge Lanata. Lo hizo junto a la entonces legisladora Ileana Ros Lethinen.
Los bancos por los que pasaron millones de dólares de los Báez-Kirchner fueron Wells Fargo; Bank of América; Barclays ý Ocean Bank, entre otros.
Quienes también tiene ahora prohibida la entrada a los Estados Unidos por orden de Rubio son los hijos de Kirchner, Florencia y Máximo. Éste último fue quien firmó casi todas las operaciones inmobiliarias y financieras entre su familia y Lázaro. Las pruebas son rotundas.
El otro apuntado por Rubio, De Vido, se vio involucrado en el vuelo con el maletín repleto de dólares de Antonini Wilson, proveniente de Caracas.
El ex súper ministro fue también protagonista de negocios con bonos estatales con los que Kirchner contrajo deuda a una tasa altísima con Hugo Chávez.
Cristina continuó el vínculo con Caracas tras la muerte de Chávez.
Y profundizó su llegada hacia la República Islámica de Irán. ¿Gracias al chavismo?
Según información de diversas fuentes involucradas en esta trama, y que también consta en informes de Inteligencia, fue en el Ministerio de Planificación Federal donde se tramó la exportación e importación de alimentos y granos desde y hacia Caracas, con ayuda de empresarios ligados al poder K.
¿Parte de esos alimentos se desviaron hacia La Habana, Cuba?
Dudas que tal vez sean consideradas como certezas en Washington.
El ex funcionario fue quien negoció la importación de energía cuando la Argentina dejó de producirla para comprarla a precios muy superiores a los que brindaba el mercado.
La Securities Exchange Comision (SEC) también inició hace varios años investigaciones sobre De Vido basadas en autodenuncias de empresas -sobre todo del petróleo-, que admitieron ante ese organismo que había pagado sobornos en Planificación Federal.
Kirchner, además, fue quien habilitó la instalación de la polémica Base China en Neuquén, algo que sacó de quicio a la diplomacia norteamericana y a sus servicios de Inteligencia.
Y fue también Cristina la que generó un vínculo de total cercanía con Vladimir Putin. No solo lo visitó en Rusia y permitió diferentes permisos para que ciudadanos de ese país se instalaran en Buenos Aires.
Hasta lo usó como coartada para defenderse en una causa judicial. Fue cuando el fallecido juez Claudio Bonadio detectó que ella tenía en su casa una carta original del general San Martin enviada a Bernardo de O’Higgins. Los historiadores, cuando se enteraron de esa novedad, coincidieron: afirmaron que el manuscrito solo podía proveer del mercado negro.
Kirchner lo explicó así: contó que en realidad esa carta había sido un regalo del líder ruso, que Putin no llegó a entregarle en mano, pero que sí le fue alcanzada por un colaborador de éste último cuando dejaba Moscú en su última visita oficial.
Asombroso.
Por todo eso el Departamento de Estado ya no la dejará ingresar en los Estados Unidos, país en el que invirtieron el dinero negro varios de sus colaboradores que hicieron millonarios en la gestión pública.
Ella afirmó, rabiosa, que todo pasó por impulso de Javier Milei. Pero no fue así. Es información.